Siempre existe un factor clave que ayuda a llevar adelante una
enfermedad: tener conciencia sobre vos y sobre todo tu cuerpo.
Cuando empezás a observar tu cuerpo y las distintas formas que puede
reaccionar -en distintos tipos de situaciones- llevando una
planificación cuidada, podemos llegar a la conclusión de que es
posible continuar siendo activo en todo tipo de entorno.
Controlá la diabetes en el trabajo
Muchas personas pueden controlar la diabetes en el trabajo. Sin
embargo, hay días laborales intensos que hacen que no puedas comer
alimentos saludables, tomar los remedios o mantener estable el azúcar
en sangre.
Estas son algunas cosas que podés hacer para sentirse mejor en tu trabajo.
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Comenzá bien el día: siempre tenés que desayunar. La falta
del desayuno puede provocar hipoglucemia (nivel bajo de azúcar en
sangre). En particular si recibís insulina o un medicamento para
aumentarla. La hipoglucemia puede afectar tu salud, tu desempeño y
la seguridad en el trabajo.
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Planificá tus comidas: llevá tu almuerzo y refrigerios
saludables al trabajo. Si vas a un restaurante o comprás comida,
informate sobre las opciones saludables.
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Prueba e inyección: asegurate de tener acceso a un lugar
higiénico donde puedas realizarte pruebas e inyectarte con
comodidad.
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Lapiceras y medicamentos: siempre tené en el trabajo una
lapicera de repuesto. Si necesitás almacenar tus remedios en la
heladera, siempre ponele alguna etiqueta para que no se usen o tiren
a la basura. Usá los medicamentos antes de la fecha de vencimiento y
leé bien la etiqueta para consultar la guía de almacenamiento “en
uso”.
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Conocé tus derechos: la Federación Internacional de Diabetes
(International Diabetes Federation, IDF) desarrolló un Estatuto de
derechos para personas con diabetes que cubre el trato justo, la
evolución profesional y el apoyo en el lugar de trabajo. Muchos
países incorporaron estatutos similares.
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Informá a tu empleador y a recursos humanos: por lo general,
no existen requisitos legales para informar a reclutadores sobre la
diabetes. Sin embargo, un nuevo empleador tiene permitido hacer las
preguntas adecuadas relacionadas con la salud para garantizar que
pueda realizar el trabajo.
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Informá a tus colegas: contarles a tus colegas es tu
decisión. Si lo hacés, podés considerar proporcionar una explicación
simple sobre la diabetes y orientación sobre qué hacer si
experimentás hipoglucemia para que se sientan seguros respecto de
ayudarte si es necesario.
Control de la diabetes mientras viajás
Planificá todo sin dejar detalles al azar
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Suministros: llevá medicamentos adicionales y equipos y
guardalos tanto en tu equipaje de mano como en tu valija, por si lo
perdés o cualquier otra situación.
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Refrigerios: preparate refrigerios y bebidas con almidón que
debés llevar en todo momento en caso de hipoglucemia o intervalos
inesperados entre las comidas.
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Documentación: siempre llevá la identificación de la diabetes
(como una tarjeta o un brazalete), una carta de tu médico que
indique que tenés diabetes, una receta de reemplazo y sus documentos
de póliza de seguro.
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Seguridad: verificá por adelantado los requisitos de
seguridad del aeropuerto relacionados con medicamentos y
dispositivos de inyección.
Durante el viaje
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Mantenete en movimiento: permanecer quieto durante períodos
prolongados puede aumentar los niveles de azúcar en sangre.
Levantate y caminá por el avión o la cabina del barco. Si vas en
auto: cada tanto hacé paradas estratégicas.
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Prestale atención a la hipoglucemia: controlá tu azúcar en
sangre regularmente al conducir y detenete al primer signo de
hipoglucemia. Tené a mano algo azucarado, por las dudas.
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Informe al personal: hacele saber al personal de la cabina o
a los auxiliares que tenés diabetes, en caso de que surja algún
problema.
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Cambios en la zona horaria: estate atento a los cambios de
horario para ajustar cuándo comer y los medicamentos, a medida que
los días de viaje se hagan más largos o más cortos.
Cuando llegaste a destino
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Clima cálido: las altas temperaturas degradan la insulina,
pero también aumentan la velocidad en la que se absorbe, lo que
puede provocar un riesgo de hipoglucemia. Monitoreá cuidadosamente
tus niveles de azúcar en sangre y prepárate para ajustar la dieta o
la dosis.
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Clima frío: la insulina se absorbe más lentamente en
temperaturas frías, pero el calentamiento rápido eleva el riesgo de
hipoglucemia. Controlá tus los niveles de azúcar en sangre y ajusta
tu dieta o la dosis.
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Almacenamiento de los medicamentos: las temperaturas extremas
pueden afectar el funcionamiento de la insulina, el GLP-1 y los
glucómetros.
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Protegete las manos y los pies: cuidá bien las manos y los
pies si tenés neuropatía (enfermedad nerviosa). El entumecimiento
puede impedir que te des cuenta de que están quemados por el sol o
congelados.
Vivir con tu inyección diaria de insulina
Tener una rutina de inyección de insulina puede significar realizar
adaptaciones para asegurarte que puedas controlar el azúcar en sangre
y tomar los remedios cuando sea necesario.
Continuá leyendo para saber qué deberías hacer al inyectarte
insulina en diferentes situaciones.
No te sentís bien: ¿qué hacer?
Puede suceder que no te sientas bien en algún momento, y eso hace
que, a lo mejor, no tengas ganas de controlar los niveles de azúcar en
sangre ni de inyectarte los medicamentos para la diabetes. Aún así es
muy importante que sigas haciéndolo para mantener la diabetes bajo control.
Los niveles de azúcar en sangre pueden aumentar cuando estás
enfermo, por eso mismo tenés que controlar y ajustar la dosis de
insulina cuando sea necesario. Si llegás a experimentar náuseas o
vómitos quizás te falten carbohidratos (azúcar). Lo que sucede es que
cuando no comés, el azúcar en sangre baja. En estos casos, lo que se
recomienda es beber sorbos de bebidas con azúcar. También se sugiere
tomar un poco de sopa o helado o bien, ponerse un caramelo en la
boca.
¿Practicás deportes?
Cuando practicás deportes o hacés ejercicio físico es bueno que
lleves con vos el aplicador de insulina, tu celular y algo que
contenga azúcar por cualquier emergencia.
Importante: marcá una alerta médica para que otras personas
sepan que estás recibiendo insulina.
Otra cuestión que tenés
que tener en cuenta es que debés asegurarte de no exponer la insulina
de tu lapicera a temperaturas extremas (>25 °C, <4 °C) como
dejarla bajo el sol.
De todos modos, antes de comenzar cualquier
programa de ejercicio, hablá con el médico que trata tu diabetes para
que te de la guía más apropiada. Probablemente te realizarán un
control general y te indicarán cómo ajustar la alimentación y los
remedios. Esto incluye la insulina para equilibrar el control de
azúcar en sangre en consecuencia.
Para obtener más información respecto a cómo controlar la diabetes
con ejercicio, mirá esta sección sobre cómo mantenerte activo
Durante el embarazo
Si estás embarazada podés seguir aplicándote inyecciones en el
estómago, siempre que puedas seguir “pellizcando” la piel o si usás
una aguja bien corta. Pero si esto te preocupa hay otras zonas del
cuerpo en las que podés inyectarte: muslos, parte superior de los
brazos (solo por consejo médico) o las nalgas.
La
guía médica es fundamental para que puedas tener una buena
convivencia con tu diabetes.